1 de Enero

«Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida».

(Lucas 2, 16-2)

Hermanos/as, Feliz año 2022. Iniciamos el nuevo año celebrando el acontecimiento más grande de la historia: la Encarnación de Dios, que  puso su morada entre nosotros: Dios está con nosotros, es uno de nosotros, gracias a María la. virgen de Nazaret, a quien Dios Padre cubrió con su sombra y fecundó con su  Espíritu para que fuera Madre de Jesús Su Hijo.

Por su profunda fe y su SI total, María fue la portadora de todas las bendiciones de Dios para la humanidad; donde está Ella llega Jesús y con El toda bendición. Acojamos a María como Isabel, que al recibirla en su casa, recibió el Espíritu de Dios que le hizo reconocer en ella la presencia de Mesías y exulto de gozo: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!». Si acogemos a María que nos trae a Jesús seremos bendición unos para los otros.

 

Reflexionemos:

Hoy la liturgia nos invita bendecirnos recíprocamente con estas palabras: Que el Señor te bendiga y te proteja, te muestre su rostro radiante y te trate con bondad, vuelva a ti sus ojos y te conceda la paz. Que este deseo de Dios se cumpla en toda  familia: los padres, hijos, hermanos y amigos bendigámonos recíprocamente para ser portadores gozosos de la bendición de Dios, como María.  

 

Oremos:

Gracias Padre porque elegir a María como madre de tu Hijo  y  enriquecerla  con los dones que requería su vocación de Madre de Dios. Haz que inspiremos en ella nuestra vida. Amén.

 

Recordemos:

Que el Señor te bendiga y te proteja, te muestre su rostro radiante y te trate con bondad, vuelva a ti sus ojos y te conceda la paz.

 

Actuemos:

En cada familia nos tomaremos un momento para bendecirnos los unos a los otros.

 

Profundicemos:

“Toda la gracia que Dios  había derramado  sobre  la  humanidad, la concentró en María símbolo de la humanidad santificada”.  Miguel de Unamuno

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