10 de febrero

 

Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre (Mc 7, 15)

 

En el evangelio de este día, continúan las controversias de los fariseos contra Jesús por sus enseñanzas sobre las tradiciones de la pureza. Jesús enseña a las personas que escuchan con atención sus enseñanzas, que nada que entra de fuera hace impuro al ser humano sino aquello que sale de su interior, es decir, los malos deseos, los adulterios, las injusticias, las codicias, todo aquello que va en contra de la vida y la dignidad de las personas. Enseñanza que revoluciona la mentalidad farisea de aquel tiempo que creía que el consumo de ciertos tipos de alimentos hacían impuro al hombre y deja de sentado la importancia de mirar al corazón, y reconocer en él, el lugar de donde emanan los deseos, las decisiones que mueven nuestras acciones. Pidamos al Señor en este día que nos ayude a ser más conscientes de todos los deseos, pensamientos y acciones que brotan de nuestra mente y nuestro corazón, para iluminarlos con la Palabra y trabajar aquellas actitudes que nos encierran en nuestros propios intereses.

 

Reflexionemos:

¿Qué sentimientos y deseos brotan de nuestro corazón?, ¿cómo podemos fortalecer nuestro examen de conciencia cotidiano?

 

Oremos:

Danos, Señor, la capacidad de mirar con sinceridad nuestro interior. De reconocer en él, los sentimientos y las decisiones que nos mueven a actuar y relacionarnos con los demás. A cultivar de tu mano una vida transparente y orientada a dar lo mejor de nosotros mismos. Amén.

 

Recordemos:

El examen de conciencia cotidiano nos ayuda a revisar nuestro corazón y percibir aquellas actitudes que necesitamos trabajar más.

 

Actuemos:

Realicemos con fe en este día nuestro examen de conciencia cotidiano. Entreguémosle al Señor aquellas actitudes que nos encierran en nosotros mismos y nos hacen indiferentes a las necesidades de los demás.

 

Profundicemos:

El examen de conciencia es un medio que tenemos a la mano cada día para revisar nuestro interior y crecer en aquellas actitudes que nos encierran en nosotros mismos. Un buen examen de conciencia nos prepara bien para recibir el sacramento de la Reconciliación  (Plegable: ¿Cómo confesarse bien?).

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