12 de junio

 

“Su madre conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2, 51)

 

Un día después de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, celebramos también como Iglesia la fiesta del Corazón Inmaculado de María. Un corazón que estuvo cerca de Jesús en cada momento de su vida prodigándole su amor maternal. Para ayudarnos a reconocer el misterio que entraña el Inmaculado Corazón de María, el evangelista Lucas nos remite hoy a la escena de la pérdida del niño Jesús en el Templo, en el que María y José, angustiados lo buscaban entre los parientes que habían peregrinado con ellos a Jerusalén y los maestros del Templo. Al encontrarlo, María reclama a Jesús por su conducta, pero él les ofrece una respuesta que no saben comprender: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”. María pese a ello, no se desanima, sino que sigue su camino, la misión de ser la madre de Jesús, conservando todas estas experiencias en su corazón. Ella, como mujer creyente, supo contemplar en su corazón el misterio del hijo de Dios que le fue confiado y no se desesperó cuando este sobrepasaba su entendimiento, sino que por el contrario, la motivó a ser fiel a Dios y dar tiempo a que la misma relación que fue viviendo con Jesús, fuera respondiendo a sus interrogantes. Pidamos a la Virgen María, que nos enseñe a contemplar en nuestro corazón, las realidades que nos confrontan y quitan la paz; y a descubrir en ellas, la presencia de Dios.

 

Reflexionemos:

¿Qué podemos aprender del Corazón Inmaculado de María?, ¿cómo podemos llevar a nuestra vida, su misma paciencia y confianza en Dios?

 

Oremos:

Enséñanos, Virgen María, a contemplar en nuestro corazón aquellas realidades que sobrepasan nuestro entendimiento y nos roban la paz. Ayúdanos, a esperar con un corazón confiado, la manifestación de Dios en nuestra vida. Amén.

 

Recordemos:

María nos enseña que en el silencio y la contemplación nos ayudan a reconocer mejor la acción Dios en nuestra vida.

 

Actuemos:

Contemplemos en este día aquellas realidades que nos roban la paz y pidámosle a María, que nos ayude a vivirlas con fe y esperanza.

 

Profundicemos:

La devoción al Inmaculado Corazón de María nos enseña la importancia de contemplar nuestra vida y ponerla en manos de Dios (Libro: El triunfo del Inmaculado Corazón de María).

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