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16 de abril

 

“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados” (Jn 6, 9)

 

La Pascua es un tiempo especial en nuestro camino de fe que nos invita a llevar a la vida de cada día, las enseñanzas que el Resucitado nos comunica en su Palabra. Hoy el evangelio nos remite nuevamente al lago de Galilea, donde un gran número de personas se acercan a escuchar las enseñanzas de Jesús. Sin embargo, muchas de ellas vienen de lejos y no tienen con que alimentarse. De allí, que Jesús mueva el corazón de sus discípulos a solidarizarse con sus necesidades: “¿Con qué vamos a comprar pan para que esta gente coma?”. Los discípulos al ver que las posibilidades que tenían a su alcance para alimentar a tantos eran pocas, buscan entre los asistentes quien pueda ayudarles: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados”. Aunque la solución encontrada parecía insuficiente, Jesús se vale de ella para mostrarles el milagro de la multiplicación de las cosas pequeñas. Como los discípulos tal vez nosotros muchas veces creemos, que lo poco que tenemos es insuficiente para salir al encuentro de las necesidades de los demás. Pero Jesús hoy nos enseña que es precisamente desde esos pequeños gestos de solidaridad vividos en lo cotidiano, que logramos multiplicar nuestros esfuerzos para aliviar las necesidades de quienes están a nuestro lado.

 

Reflexionemos:

¿Creemos en el milagro de la multiplicación de las pequeñas cosas?, ¿cómo podemos ser más solidarios con los demás en este tiempo de Pascua?

 

Oremos:

Ayúdanos, Señor, a compartir con fe y generosidad, lo mucho o lo poco que tenemos con los demás. A creer que desde las pequeñas cosas, podemos aliviar las necesidades de quienes están a nuestro lado. Amén.

 

Recordemos:

Siempre tenemos algo que dar o compartir con los otros.

 

Actuemos:

Salgamos en esta jornada al encuentro de alguna persona que pase necesidad a través de una ayuda material o espiritual.

 

Profundicemos:

La vida de los santos nos enseña las grandes posibilidades que tenemos a nuestro alcance para salir ayudar a los demás y testimoniar con nuestra vida el amor de Dios (Libro: Los santos de cada día).

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