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19 de febrero

 

¿Por qué tus discípulos no ayunan? (Mt 9, 14)

 

El ayuno es una de las prácticas que estamos llamados a vivir en este tiempo de cuaresma. Práctica que más que llamarnos a la privación de ciertos tipos de alimentos nos invita a ayunar de actitudes negativas que nos aíslan de los demás. Así mismo, nos ayuda a disciplinarnos para acoger con mayor apertura la misericordia de Dios. Así como Jesús se los da a conocer a los fariseos en el evangelio de este día, cuando le reclaman por la falta de ayuno de sus discípulos: “¿Acaso los invitados a una fiesta de bodas están de luto mientras el novio está con ellos? Pero llegará un día en que les quitarán al novio; entonces sí ayunarán”. Con estas palabras Jesús quiere dar a entender que mientras se comparte la vida con él, el ayuno debe ser una práctica que nos solidarice con las necesidades de los demás, en lugar de privarnos de compartir sus necesidades. El ayuno más que una práctica exterior que realizamos para que los demás nos vean, debe ser una privación de aquellas actitudes que nos impiden ser auténticos y salir al encuentro de la vida. Pidamos al Señor que nos ayude en este día a poner en práctica el ayuno.

 

Actitud: Ayuno.

 

Reflexionemos:

¿Qué actitudes nos aíslan o nos separan de los demás?, ¿qué realidades o actitudes necesitamos ayunar en este tiempo de cuaresma?

 

Oremos:

Danos, Señor, la capacidad de reconocer en nuestra vida aquellas actitudes que nos apartan de las necesidades de los demás. Enséñanos a ayunar de nuestros egoísmos, orgullos, prejuicios, indiferencias, intereses, para abrirnos con fe a compartir la vida y las necesidades de quienes están a nuestro lado. Amén.

 

Recordemos:

El ayuno nos enseña a controlarnos a nosotros mismos y abrirnos con paciencia al perdón de Dios.

 

Actuemos:

Ayunemos en esta jornada de aquella actitud que más nos priva de encontrarnos con nuestros seres queridos o compañeros de trabajo.

 

Profundicemos:

La cuaresma nos abre a una peregrinación interior que nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos. Conocer más sobre las actitudes que estamos llamados a fortalecer en este tiempo nos ayudará a crecer en libertad interior y en comunión con Dios (Libro: Cuaresma. Camino del dolor al júbilo).

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