21 de Abril

Octava de Pascua.  

Jesús Resucitado se muestra en Persona a sus discípulos 

(Lucas 24, 35-48)

 

Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida

El anuncio de la Resurrección de Jesús comenzó con los discípulos a quienes Jesús mismo de su propia iniciativa vino a su encuentro,  por eso ellos pueden  afirmar: “Nosotros lo hemos visto. Él se ha aparecido. Él vive”. En el evangelio de hoy vemos cómo los discípulos  llegaron a esta experiencia de fe: Jesús mismo, el que conocieron antes de la cruz, mostrándose en persona a los discípulos, en una condición  gloriosa, y los ha convencido  de que realmente está vivo. 

Con la muerte y resurrección de Jesús, Dios nos ha salvado; por ello todos los seres humanos estamos llamados a convertirnos al Dios que nos ha demostrado su amor y su poder a través de Jesús, que ha compartido nuestro destino humano hasta la muerte en la cruz y la resurrección vencedora de la muerte.

 

Reflexionemos:

Preguntémonos: ¿Creo de corazón en la resurrección de Jesús? ¿Confío que esta confesión de fe me lleva a conversión, perdona mis  pecados y me pone en comunión con Dios? ¡Esta es muestra fe!  

  

Oremos:

Gracias Jesús salvador y redentor nuestro; por ti hemos conocido cuánto Dios nos ama y nos quiere felices. Ayúdanos a vivir de esta certeza en todo momento de nuestra vida. Amen

 

Recordemos:

“¡Les traigo la paz!”. Ellos se quedaron atónitos del miedo, pensando que estaban viendo un fantasma. Él les dijo: “¿Por qué asustarse tanto? ¿Por qué tantas dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: ¡soy yo en persona!

 

Actuemos:

En cualquier momento de oscuridad o sufrimiento renuevo mi fe en la Resurrección de Jesús seguro de con El todo mal es vencido. 

 

Profundicemos:

Las confesiones de fe de la comunidad primitiva:  “Dios lo resucitó al tercer día” (Hch.10,40); “Dios lo resucitó de entre los muertos” (Hch.3,15); “Vosotros lo matasteis clavándolo en la cruz por manos de unos impíos; a éste Dios lo resucitó” (Hch.2, 23-24 . La vida, la muerte y la resurrección de Jesús nos muestra un  Rostro nuevo de Dios. Dios es amor, da su vida por nosotros.  

 

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