22 de julio

 

“Mujer, ¿por qué lloras?” (Jn 20, 15)

 

Hoy celebramos como Iglesia la fiesta de Santa María Magdalena.  Por eso, el evangelio nos lleva a la escena de la tumba vacía en la que María llora por no encontrar el cuerpo de su maestro: “Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Jesús sale a su encuentro para consolarla y mostrarle su nueva condición: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?”. La llama por su nombre y reafirma en su corazón la condición que los une como maestro y discípula, enviándola a sus discípulos a comunicarles su regreso al Padre: “Anda, ve a mis hermanos y diles: ‘Subo al Padre mío y Padre suyo, al Dios mío y Dios suyo’”. Envío que la hace la primera mensajera de la resurrección y ser reconocida como la apóstol de los apóstoles. Pidamos al Señor, en este día, que nos ayude como María Magdalena, a reconocernos discípulos suyos enviados a proclamar la gran alegría de su resurrección, en medio de las realidades de dolor, muerte y enfermedad que todavía vivimos por la pandemia.

 

Reflexionemos:

¿Nos sentimos testigos de la Resurrección como María Magdalena?, ¿reconocemos a Jesús como nuestro único Señor y maestro?

 

Oremos:

Ayúdanos, Señor, a reconocer tu presencia resucitada en las diferentes realidades que vivimos. Abrir nuestro corazón al misterio de tu amor, que nos llama como a María Magdalena, a ser apóstoles de la alegría y la esperanza. Amén.

 

Recordemos:

Jesús Resucitado se hace presente en cada una de las realidades que vivimos.

 

Actuemos:

Compartamos este día en familia, los diferentes signos de vida que nos ha traído la pandemia.

 

Profundicemos:

La Resurrección es una experiencia apasionante que renueva nuestra fe y la abre a la esperanza (Libro: Siete pasos hacia la vida).

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