23 de febrero

 

Cuando oren, no usen vana palabrería (Mt 6, 7)

 

La oración es una de las actitudes principales que nos invita a fortalecer y privilegiar este tiempo de Cuaresma. Una oración que parta de la realidad y nos lleve a confiarle a Dios nuestras necesidades. Una oración que nos ayude a reconocer a Dios como un Padre amoroso que nos da el pan cotidiano, perdona nuestros pecados y nos libra del mal. Una oración que nos ponga en conexión vital con Dios, nos lleve al recogimiento, al silencio interior y a confiar en el amor providente del Padre, así como hoy Jesús enseña a sus seguidores: “Cuando oren, no usen vana palabrería (…) su Padre sabe lo que les hace falta antes que se lo pidan. Que la certeza de sentirnos amados y escuchados por Dios nos lleve en este tiempo de cuaresma a reavivar nuestro deseo de encontrarnos a solas con él, confiarle nuestras necesidades, los retos y desafíos que la realidad actual pone en nuestro camino. Cultivemos en este día la actitud de la oración.

 

Actitud: Oración.

 

Reflexionemos:

¿Qué lugar ocupa la oración en nuestra vida?, ¿cómo podemos reservar más tiempos a solas con Dios en este tiempo de cuaresma?

 

Oremos:

Despierta, Señor, en nuestro corazón cada vez más el deseo de encontrarnos a solas contigo. De confiarte nuestros problemas, dificultades pero muy especialmente, la necesidad que tenemos de ti. Amén.

 

Recordemos:

La oración nos pone en conexión vital con Dios.

 

Actuemos:

Planeemos a en esta jornada un itinerario de oración que podamos vivir a nivel personal o en familia durante este tiempo de cuaresma.

 

Profundicemos:

La oración nos lleva a conversar a Dios como un amigo muy cercano. A experimentar que camina a nuestro lado y providencia todo aquello que necesitamos  (Libro: Desde lo íntimo del corazón).

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