23 de septiembre

 

“Tenía ganas de ver a Jesús” (Lc 9, 9)

 

El evangelio de hoy nos permite conocer la gran conmoción que las enseñanzas y las acciones de Jesús despertaban no solo en la vida del virrey Herodes sino también entre sus contemporáneos. Era tal la confusión, que muchos no sabían bien quien era Jesús, al punto de confundirlo con Elías o con el mismo Juan el Bautista, que Herodes había mandado a decapitar: “A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”. Confusión que llevó cada vez más a Herodes a interesarse por Jesús y por conocerlo: Y tenía ganas de ver a Jesús”. Como Herodes nosotros también podemos experimentar el deseo de conocer a Jesús gracias a todas las cosas que hemos escuchado de él, pero más que un interés superficial por su poder o por todo lo que él puede obrar a favor nuestro, debe movernos el deseo de encontrarnos realmente con su persona y sus enseñanzas. Pidamos al Señor, que nos ayude en este día a purificar las verdaderas intenciones que nos llevan a buscarlo y a reconocer la importancia de dejarnos encontrar por su amor y su Palabra.

 

Reflexionemos:

¿Qué motivaciones nos mueven a buscar a Jesús?, ¿cómo podemos buscarlo sinceramente?

 

Oremos:

Despierta, en nuestro corazón, Señor, el deseo de encontrarnos verdaderamente contigo. De dejarnos llenar cada vez más por tu Palabra y por el gran amor que te une al Padre y a nosotros. Amén.

 

Recordemos:

Jesús nos invita a vivir una experiencia de encuentro permanente con él.

 

Actuemos:

Meditemos en la oración de esta jornada, cuáles son las verdaderas intenciones que nos mueven a buscar a Jesús cada día.

 

Profundicemos:

Conocer a Jesús puede ser una experiencia divertida que podemos vivir y compartir en familia con los más pequeños (Libro: Cuéntame todo sobre Jesús).

 

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