27 de abril

 

“El padre y yo, somos uno” (Jn 10,30)

 

En este Cuarto Martes de Pascua, el evangelio nos remite nuevamente a las tensiones que Jesús vivía con los judíos por sus enseñanzas. Los cuales lo criticaban abiertamente por declararse a sí mismo como el “Mesías” y el “Hijo de Dios”. Títulos que los judíos atribuían solo al rey David y a sus descendientes. Ante dichas críticas, Jesús no se debilita sino que por el contrario, revela la fuerza que lo sostiene y le ayuda a continuar su misión, la cual es la profunda confianza y unidad que vive con el Padre: El Padre y yo somos uno”. En este tiempo en que sentimos que nuestra fe desfallece por el panorama desolador que sigue despertando la pandemia, pidamos al Señor que nos ayude a vivir su misma confianza en el Padre, unir nuestra vida más a él, a nuestros seres queridos y asumir nuestras labores cotidianas con mayor fe, resolución, cuidado y esperanza.

 

Reflexionemos:

¿Cómo vivimos o expresamos nuestra confianza en Dios?, ¿cómo podemos unir nuestra vida más a él, en este tiempo de Pascua marcado por la pandemia?

 

Oremos:

Enséñanos, Señor, a confiar en el Padre así como lo hiciste tú. A unir nuestra vida más a él y experimentar como nos fortalece en las dificultades. Que de tu mano podamos abrazar nuestro presente actual con mayor fe, resolución y esperanza. Amén.

 

Recordemos:

Jesús nos llama a vivir su misma unión con el Padre.

 

Actuemos:

Dirijámonos con confianza a Dios en este día y pidámosle que nos ayude a confiar más en él y abrazar el momento actual que vivimos con mayor optimismo y esperanza.

 

Profundicemos:

La oración del Padre Nuestro es el mejor medio que tenemos a nuestro alcance para fortalecer nuestra relación con Dios, conocerlo más y unir nuestra vida a él  (Libro: Padre Nuestro. Itinerario espiritual).

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