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29 de mayo

La Ascensión del Señor

Mientras los bendecía, fue subiendo al cielo

(Lucas 24, 46-53)

 

 Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Celebramos con gozo la Ascención del Señor S. Lucas en la escena final del evangelio nos deja ver cómo: Jesús resucitado se presenta a su discípulos, les resume en pocas palabras su misión: llamar a todos al arrepentimiento para el perdón de los pecados Y los envía a llevar a todos esta hermosa noticia asegurándoles que para ello serán revestidos del poder de Dios; Luego alzando sus brazos los bendijo; y ellos viéndolo subir al cielo lo adoraron y regresaron a Jerusalén llenos de gozo.

Nos sorprende el gozo de los discípulos en el momento en que Jesús se separa de ellos: aquí está el misterio que celebramos hoy! Jesús no deja la tierra, está vivo entre nosotros en su condición Gloriosa. Subiendo al cielo, lleva nuestra humanidad a la gloria del Padre y nos envía el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien hace presente a Jesús Resucitado entre nosotros y, reproduce en  cada creyente Su manera divina de vivir.  

 

Preguntémonos: Es así como Jesús resucitado se hace visible en este mundo, cuando tu y yo bajo la guía del  Espíritu Santo, reflejamos en  nuestra vida el modo de vivir de Jesús. ¿Estamos dispuestos a dejarnos guiar por el Espíritu Santo? Solo necesitamos aprender a escucharlo y ser dóciles a sus inspiraciones. María,  enséñanos a dejarnos guiar por el Espíritu Santo como hiciste tú.

 

Oremos: Señor Jesús subiendo al cielo nos aseguras nuestra participación en tu gloria; ayúdanos  a acoger con gozo la presencia de tu Santo Espíritu en nosotros y a ser dóciles a sus inspiraciones. Amén.    

 

Recordemos: Ahora yo les voy a enviar lo que mi Padre les tiene prometido. Quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de poder celestial”.

 

Actuemos: Quiero escuchar y ser dócil a la voz delicada del Espíritu Santo que me habla desde el profundo del corazón, en las personas y en los acontecimientos.

 

Profundicemos: Para la Iglesia Católica, la Ascensión es preludio de Pentecostés y el  comienzo de su historia y misión en medio de la humanidad. Como Cristo Resucitado envió a sus apóstoles con la fuerza del Espíritu Santo, así  nos envía hoy a todos, con la misma fuerza, a ofrecer signos concretos y visibles de esperanza en este mundo. Papa Francisco.  

 

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