30 de abril

 

“No se inquiete su corazón, crean en Dios y crean también en mí” (Jn 14, 1)

 

En los momentos previos a su pasión, Jesús invita a sus discípulos a no perder la fe ni la paz ante la angustia y la proximidad de su partida. Así mismo, a permanecer unidos a Él, como el único camino que conduce al Padre: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí”. Hoy esta invitación se renueva en nosotros, para animarnos a abrazar nuestro presente actual con mayor fe y esperanza, pese a que el final de la pandemia, se presente cada vez más lejano. Pidamos al Señor que en medio de cada una de las realidades que inquietan hoy nuestro corazón, podamos experimentar su presencia, creer en su Palabra, renovar nuestra fe y encontrar en sus enseñanzas, la fortaleza y la sabiduría necesaria para continuar cuidando la vida de los nuestros y luchando por nuestras metas e ideales.

 

Reflexionemos:

¿Qué realidades inquietan hoy nuestro corazón?, ¿reconocemos en Jesús el camino que nos lleva a Dios?

 

Oremos:

Ponemos, en tus manos, Señor, cada una de las realidades que inquietan hoy nuestro corazón y nos roban la paz. Fortalece nuestra confianza en ti, para que de tu mano podamos enfrentar con mayor fe, serenidad  y confianza los efectos negativos de la pandemia. Amén.

 

Recordemos:

Cristo Resucitado sale a nuestro encuentro para fortalecer nuestra fe y ayudarnos a abrazar el momento actual con fe y esperanza.

 

Actuemos:

Pongamos en manos del Señor en este día, cada una de las realidades que nos aquejan, nos angustian y queremos vivir a su lado con mayor serenidad.

 

Profundicemos:

La vida nos presenta momentos difíciles que confrontan nuestra fe e inquietan nuestro corazón. Vivirlos de la mano de Dios, nos ayudará a descubrir el verdadero sentido que se esconde en ellos (E-book: Caminando en la esperanza).

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