“Alégrense conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido”. (Lc 15, 6)
Hoy contemplamos a Jesús rodeado de publicanos y pecadores; y los fariseos que enojados murmuran contra Él. compadecido por la dureza de su corazón Jesús les cuenta esta parábola: un pastor tenia 100 ovejas. Perdió una de ellas, dejo las 99 en el redil y se fue a buscarla. Al encontrarla lleno de alegría la puso sobre sus hombros y corrió donde sus amigos diciendo: «Alégrense conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido«.
Estas palabras cargadas de ternura no solo nos dejan ver la alegría que Dios siente cuando uno de nosotros vuelve a él arrepentido; sino que nos permiten percibir también su dolor «dolor» cuando estamos alejados de su amor; y la ternura entrañable con la cual nos busca hasta tener la dicha de encontrarnos! ¡Oh si lográramos percibir el amor gratuito e incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros!
Reflexionemos:
¿Sientes la predilección que Dios tiene por ti? Hay actitudes que pueden endurecer nuestro corazón: indiferencia, amargura, rechazo. ¿Cuál de ellas te esta impidiendo una relación de amor con Dios? ¡Señor, Haznos sensibles a tu amor!
Oremos:
Padre Bueno, no quiero ser insensible a tu amor: me diste la vida y me cuidas con amor; si me alejo de Ti me buscas con ternura infinita. Entregaste a Tu Hijo Jesús para liberarme del pecado y de la muerte y me diste tu Santo Espíritu para hacerme en Él Hijo tuyo. Hazme gustar la dulzura de tu amor y no permitas que me separe de Ti. Amén!
Recordemos:
Habrá más alegría en el cielo por n pecador que se convierte que por 99 justos que no necesitan conversión. Lucas 15,10
Actuemos:
Al terminar la jornada revivo los momentos en que he recibido algún gesto de bondad y de ternura, y agradezco al señor su amor para conmigo.
Profundicemos:
«La cercanía, la ternura, la compasión de Jesús son el estilo de Dios…» Papa Francisco. ( Libro: La Hora de la misericordia).
