5 de Noviembre

 

“Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz ” (Lc 16, 8)

 

El mes de noviembre nos recuerda la meta final de nuestra vida: volver a Dios de quien todo lo hemos recibido, para darle cuenta de nuestra vida y recibir de Él lo que hayamos merecido.

En el evangelio Jesús nos ofrece un modelo de sagacidad en los asuntos del mundo, para ayudarnos a confrontar el empeño que ponemos en las cosas de Dios, y así motivarnos a vivir como hijos de la luz: «pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de luz”.

Nosotros somos hijos de la luz porque el Espíritu Santo nos participó la filiación divina Jesús el día de nuestro bautismo y por ser hijos amados de Dios tenemos la capacidad de vencer las asechanzas del mal, vivir a la manera de Jesús y hacer resplandecer Su Luz en las oscuridades de este mundo.

Reflexionemos:

¿Qué está impidiendo que la Vida de Dios que llevo dentro, se refleje en manera de vivir? ¿Cuáles de mis actitudes son reflejo de la luz que Dios ha puesto en mí? ¡Señor, hazme dócil a tu Espíritu!

 

Oremos:

Gracias Jesús, porque al donarme Tu Filiación divina me hiciste hijo de la Luz. No permitas que los intereses egoístas perviertan mi corazón. Ayúdame a escuchar y ser dócil a tu santo Espíritu para vivir como hijo amado de Dios. ¡Que Así sea!

 

Recordemos:

Un día Dios me pedirá cuenta de cómo he administrado los dones que me ha dado para construir su Reino en este mundo.

 

Actuemos:

Me pregunto con frecuencia: ¿Lo que estoy haciendo agrada a Dios? ¿Qué quieres Señor que yo haga?

 

Profundicemos:

“No esperes para el juicio final, prepárate al encuentro con Dios examinado tu corazón todos los días. ( Libro: «Darse paz»).

 

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