9 de Diciembre

 

San Juan Diego Cuauhtlatoatzin.“No ha aparecido nadie más grande que Juan el Bautista”

(Mateo 11, 11.)

 

Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida

Celebramos hoy con alegría a san Juan Diego, indígena de los chichimecas en el reino de Texcoco de México, que después de recibir el bautismo se distinguió por la solidez de su fe, la firmeza de su esperanza y su gran caridad. Estas  virtudes recibieron plenitud cuando Juan Diego tuvo el privilegio de encontrarse con la Madre de Dios, María Santísima de Guadalupe; Ella lo envió a llevar a la Iglesia y al mundo entero un mensaje de unidad, paz y amor para todos.

Es hermoso ver cómo Dios fija su mirada de predilección en los pequeños y se sirve de ellos para comunicarnos su amor y su ternura. La liturgia nos regala en este día el testimonio de Juan Bautista, que en la humildad y la austeridad del desierto preparó al pueblo a la venida del Señor. Los humildes, como el Bautista, Juan Diego y muchos otros, son escogidos por Dios como instrumentos de su misericordia, porque ellos nunca no se apropian de los dones de Dios, sino que como humildes canales se ponen a disposición de Él, para que a través de ellos, llegue a todo el amor y la ternura del Señor.

 

Reflexionemos:

A la luz de estos humildes testigos del amor de Dios, me pregunto: ¿Cómo estoy viviendo mi fe cristiana? ¿Permito que Dios se sirva  de mi par comunicar su amor a las personas que encuentro día a día? ¡Señor dame un corazón humilde para ser un canal de tu amor para todos!.

 

Oremos:

Gracias Padre porque escondes a los sabios tu misterio y lo revelas a los más humiles; gracias por confiar a María Sma. de Guadalupe la protección de nuestro Continente que camina entre luchas, temores y esperanzas. Amén

 

Recordemos:

«Porque yo soy vuestra Madre misericordiosa, de ti, y de todos los hombres que viven unidos en esta tierra, y de todas las personas que me amen, los que me hablen, los que me busquen y los que en mí tienen confianza….”

 

Actuemos:

En los momentos de desolación e incertidumbre me abandono en el amor maternal de nuestra Señora de Guadalupe

 

Profundicemos:

«Sabe y ten por seguro hijo mío el más pequeño, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, Aquel por Quien Vivimos, de Él, Creador de personas, de El, Dueño de lo que está Cerca y Junto, del Cielo y de la Tierra.»

Libro: Mini cuaderno argollado Virgen de Guadalupe (pensamientos de personajes célebres).

 

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