Domingo de Pascua

Es un día fiesta y gran alegría porque Cristo al vencer la muerte, nos ha ganado una vida nueva en el Padre. Gracias a su Resurrección, podemos mirarnos a los ojos con amor, vivir sin resentimientos y tratarnos con el amor comprensivo y tierno de Jesús. Sintámonos comunidad recreada por la muerte y resurrección del Señor.  Abramos de par en par el corazón, celebremos con alegría nuestra resurrección, estrenemos la vida nueva que hoy Jesús nos da.  

Lectio Divina Pascual

Domingo de Pascua

Ambientación: 

  • Vela o cirio pascual.

 

Motivación: Llegamos con gran alegría al Domingo de Pascua. Día que nos recuerda que Jesús vence las tinieblas de la muerte y alcanza para nosotros una nueva vida en Dios. Agradezcamos al Señor por todo el camino que hemos recorrido desde la Cuaresma hasta este día de Pascua, y por cada uno de los frutos espirituales que este tiempo hace germinar hoy en nosotros. Experimentado la presencia del resucitado en medio de nosotros, cantemos con alegría:

 

Canto:

Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó.

La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿Dónde está mi muerte? ¿Dónde su victoria?

Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó.

Gracias sean dadas al Padre
Que nos pasó a su reino donde se vive de amor.

Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó.

Alegría, alegría hermanos
Que si hoy nos queremos, es que resucitó.

 

Introducción: Cristo resucitado ha vencido la muerte, por eso, a través del cirio pascual expresamos que Jesús es la luz del mundo, que disipa toda oscuridad y crea para nosotros una nueva humanidad. Él es el alfa y el omega, es decir, el principio y el fin de todo lo creado. Ante de iniciar este encuentro con la Palabra encendamos el cirio pascual o la vela que hayamos preparado, evocando la nueva vida que el Resucitado nos da. Pidámosle que su Palabra sea siempre la luz que nos guíe a su encuentro y nos ayude a ser signos visibles de su resurrección para los demás:

 

Secuencia de Pascua

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?”
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada”.

Los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua

Primicia de los muertos,
Sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

 

1) Lectura

 

Leemos dos o tres veces el evangelio identificando los personajes, sus actitudes y especialmente aquello que nos dicen sobre Jesús:

 

Evangelio según san Juan 20, 1-9

 

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra la habían retirado del sepulcro. Entonces se fue corriendo a donde Simón Pedro y a donde el otro discípulo, al que Jesús tanto amaba, y les dijo: “¡Se llevaron del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo pusieron!”. Pedro y el otro discípulo salieron y se fueron al sepulcro. Los dos iban corrían juntos; pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llego primero. Se asomó y vio que los lienzos estaban en el suelo, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro y entró al sepulcro y vio los lienzos en el suelo, y también el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no junto con los lienzos en el suelo, sino enrollado y colocado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro, y al ver aquello, creyó. Pues ellos todavía no entendían lo que dice la Escritura: que Él debía resucitar de entre los muertos.

 

Para profundizar más la lectura del texto, respondemos a los siguientes interrogantes:

  • ¿Cuándo va María al sepulcro?
  • ¿Qué encontró?
  • ¿A qué discípulos busca María?
  • ¿Qué noticia les da?
  • ¿Quién llegó primero al sepulcro y cuál fue su reacción?
  • ¿Cuál fue la reacción de Pedro?
  • ¿Cuál de los dos discípulos creyó?

 

2) Meditación

La experiencia del Resucitado no fue algo que los discípulos comprendieran fácilmente, sino que requirió todo un camino de reflexión y oración para llegar a la verdad de esta revelación. Por eso, es común como en el relato de este día, percibir a los discípulos desorientados, incrédulos y con grandes preguntas en su corazón.

Hoy encontramos tres discípulos que reaccionan de manera diferente ante el gran misterio de la resurrección. María Magdalena quien va al sepulcro muy de madrugada y al ver la piedra corrida se llena de miedo, y corre a avisar a Pedro y Juan sobre lo sucedido. El temor no le permite reconocer que Cristo ha resucitado.

Pedro corre rápidamente al sepulcro, y como María, al llegar al sepulcro ve la piedra corrida. Después ve también los lienzos y el sudario en el suelo, pero no saca ninguna conclusión al respecto. Pese a los signos de la resurrección presentes no logra comprender que su maestro está vivo.

Juan corre más que Pedro para llegar al sepulcro y al encontrarse con los mismos signos de la resurrección que Pedro y María, es capaz de abrirse al misterio y creer que Jesús ha resucitado.

Como María y Pedro, también puede costarnos comprender el gran misterio de la resurrección y hasta llegar a experimentar que es un engaño. Pero la actitud de Juan nos enseña que pese a la novedad que ella puede representar, necesitamos tener fe y creer.

Para llevar esta experiencia a nuestra vida, preguntémonos:

  • ¿Con cuál de las posturas frente a la resurrección de Jesús, representadas en Pedro, Juan y María nos identificamos más y por qué?
  • ¿Qué signos de vida nueva percibimos que el Señor hace brotar en nosotros?

3) Oración

 

 

4) Contemplación

Cerremos un momento nuestros ojos, volvamos a la escena del sepulcro vacío y expresemos a Jesús aquello que este acontecimiento representa para nosotros. Pidámosle la gracia de creer y acoger la vida nueva que nos quiere comunicar a través de su resurrección.

 

5) Acción

Reconozcamos cuál es aquella actitud que Jesús hace brotar en nosotros después de todo el camino recorrido hasta la Pascua. Acojámosla en nuestro corazón y llevémosla  a la práctica, compartiéndola con los demás.

 

 

 

 

Hna. Mariluz Arboleda, fsp.

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