21 de Julio

“Miran sin ver y escuchan sin oír ni entender” 

(Mt 13, 13)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Saber escuchar es una de las actitudes que más nos cuesta a nivel personal y espiritual. Esto en gran medida por las preocupaciones y las dificultades que a diario nos llegan, las tareas que tenemos pendientes o los diferentes ruidos externos que encontramos en los ambientes en los que vivimos. Dificultad que Jesús expresa a sus discípulos en el evangelio de este día y que nos lleva también a nosotros hoy a preguntarnos por nuestra capacidad de escucha y por la manera como acogemos en nuestra vida las enseñanzas del Evangelio. Pidamos al Señor, en esta jornada la capacidad de aprender a escuchar con mayor conciencia y docilidad su Palabra; así mismo, a las personas que pone a nuestro alrededor y también a nosotros mismos.

 

Reflexionemos: ¿Cómo es nuestra capacidad de escucha?, ¿qué distracciones externas e internas nos impiden acoger con fe las enseñanzas del Evangelio?

 

Oremos: Abre, Señor, cada día nuestros oídos y nuestro corazón, a la escucha atenta de tu Palabra. Que iluminados por ella, aprendamos a escuchar con amor y buena disposición a quienes nos rodean. Amén. 

 

Recordemos:  La escucha es acogida y apertura de lo que Dios o las demás personas tienen para comunicarnos.

 

Actuemos: Escuchemos con mayor atención en este día a las personas con quienes vivimos. Dejémonos encontrar y transformar por las realidades que viven.

 

Profundicemos: La escucha empieza con la disposición interior que tengamos de abrirnos a las necesidades de quienes nos rodean (Libro: El ovillo enredado).

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