25 de Diciembre

 

Hoy nació para ustedes, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor (Lc 2, 11)

 

Hoy es Navidad y el evangelista Lucas nos traslada a Belén para presenciar de cerca el nacimiento del niño Jesús. Nacimiento enmarcado en primer lugar por el censo decretado por el emperador Augusto que llevó a José y a María a realizar un largo viaje de Galilea a Judea para dar a luz al hijo de Dios en la ciudad de David. Mientras estaban en la ciudad le llegó a María la hora del parto y dio a luz al niño Jesús. El relato nos dice que lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre” porque no encontraron otro lugar para refugiarse. Así mismo, que los primeros que reciben el anuncio del nacimiento del niño son un grupo de pastores de la región que cuidaban su rebaño: “Hoy nació para ustedes, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor”. Anuncio que llega hoy hasta nosotros y nos invita a reconocer en el niño del pesebre a nuestro salvador, es decir, aquel que con su vida y sus enseñanzas da sentido a nuestra existencia y nos revela el gran amor que Dios nos tiene. Aprovechemos esta jornada para contemplar al niño Jesús en el pesebre y experimentar en su ternura y en su sencillez, la grandeza de Dios que asume nuestra condición humana para revelarnos su cercanía.

 

Reflexionemos:

¿Cómo queremos acoger al niño Jesús en este día?, ¿qué nuevas actitudes hace nacer Jesús hoy en nuestro corazón?

 

Oremos:

Gracias, Señor, por hacerte uno de nosotros y mostrarnos en la ternura, la sencillez  y la fragilidad de un recién nacido, el gran amor que Dios nos tiene. Gracias por que hoy es Navidad y con tu nacimiento, traes paz, alegría y esperanza a nuestro corazón. Amén.

 

Recordemos:

Dios se hace uno de nosotros en Jesús.

 

Actuemos:

Compartamos este día en familia la gran alegría que el niño Jesús trae a nuestra vida.

 

Profundicemos:

El nacimiento del niño Jesús nos pone de cara al gran misterio de la encarnación  de Dios que se actualiza en nuestra vida. Profundizar más en dicho misterio nos ayudará a hacer propio el gran amor que Dios nos tiene (Libro: Niño del alma).

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