5 de Marzo

“Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”

(Lucas 5, 27-32)

Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida.

Jesús busca siempre a quien tiene el corazón abierto para derramar en él su misericordia. El evangelio de hoy nos permite contemplar el encuentro de Jesús con Levi. Leví  era un cobrador de impuestos que trabajaba para el poder romano; y por ello tenía fama de ser pecador público. Jesús lo vio sentado en el mostrador de los impuestos, y sin importarle lo que hace, le dijo: Sígueme!

Levi debe haber sentido tanta ternura y tanta fuerza en la mirada y la palabra de Jesús, que al instante se levantó y dejando todo lo siguió. Podemos imaginar lo que aconteció entre los dos en ese misterioso cruce de corazones y miradas: Leví no solo se sintió amado y acogido como era, sino también elegido como discípulo de este Maestro incomparable, sin que se le exigiera conversión. El amor entrañable de Jesús lo sedujo tan profundamente, que no solo lo siguió al instante, sino que arrastró consigo a sus amigos.

 

Reflexionemos:

¿Qué siento ante la ternura misericordiosa de Jesús? ¿Qué me inspira la respuesta tan amorosa y radical de parte de Leví?

 

Oremos:

Gracias Jesús por tu misericordia! Como es cierto que has venido a buscar a los pecadores porque somos los que más necesitamos de ti; ayúdanos a ser sensibles a las manifestaciones de tu amor.  Amen

 

Recordemos:

“No son los sanos los que tienen necesidad de médico sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores, para que se arrepientan”.

 

Actuemos:

En este tiempo de cuaresma, quiero dejarme arropar por la misericordia de Jesús y acercarme lleno de confianza al sacramento del perdón.

 

Profundicemos:

Los cobradores de impuestos eran las personas más odiadas en toda la nación;  y más dignos de burla que los soldados romanos de la ocupación. Tenían la tarea de colectar los impuestos a los judíos para entregarlos al imperio romano. Bajo acuerdo con los romanos, los publicanos  recogían los tributos hasta un monto establecido como legal,  y tenían el permiso de sacarle al pueblo más dinero de lo requerido

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