“Sean compasivos como su Padre es compasivo” (Lc 6, 36)
En este día en que recordamos la memoria de san Pedro Claver, el esclavo de los negros, el evangelio nos recuerda la importancia de ser compasivos como el Padre del cielo. Valor que san Pedro encarnó muy bien en la acogida, el amor y la ternura que tuvo hacia los esclavos y que la sociedad de su tiempo rechazaba: “Traten a los demás como quieren que ellos los traten. Pues, si aman solo a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a los que los aman”. El amor hacia los esclavos llevó a este santo jesuita español a superar los rechazos, las dificultades, las persecuciones que dicha misión representaba, para reconocer en el rostro de cada esclavo, el rostro sufriente de Cristo que demandaba a gritos su compasión, su ternura y su generosidad: “Den, y se les dará: les verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que usen, la usarán con ustedes”. Pidamos al Señor, en este día la gracia, de aprender amar con la misma pasión, disponibilidad y ternura de san Pedro Claver a los más necesitados de nuestro tiempo. A reconocer en ellos, el rostro doliente de Cristo que clama justicia, ayuda y bondad.
Reflexionemos:
¿Reconocemos a Jesús en el rostro sufriente de nuestros hermanos?, ¿cómo podemos ser más compasivos y generosos?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a llevar a nuestra vida el amor, la ternura, el cuidado y la compasión que san Pedro Claver tuvo hacia los esclavos de su tiempo. A reconocer como él, la imperiosa necesidad de ser generosos y compasivos con los demás. Amén.
Recordemos:
Jesús está en el rostro sufriente de nuestros hermanos.
Actuemos:
Solidaricémonos en este día con alguna persona que esté pasando alguna privación espiritual o material.
Profundicemos:
San Pedro Claver nos enseña con su vida la alegría de ser misericordiosos y compasivos con los demás (Libro: Mi primer libro de santos).
